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martes, 1 de febrero de 2011

Salud pública en Cuba: la versión de la Oficina de Intereses

El tiempo ha unido dos informaciones que versan sobre el mismo asunto: el estado actual del sistema sanitario cubano.

Comenzaré por una decisión de los tribunales cubanos. Algo que conozco personalmente. El día 6 de enero de 2010, en coincidencia dramática con el terremoto de Haití, se produjo en Cuba una bajada extrema de la temperatura. Yo estaba allí. Precisamente en el Aeropuerto José Martí. La temperatura exterior era de 3 grados centígrados.

A la mañana siguiente, todos los habaneros tiritaban de frío. Y faltos de equipos invernales adecuados, se disfrazaban como podían. La televisión nos mareaba con las imágenes dantescas provenientes de Haití.

Pero de pronto una noticia local se sobrepuso a la inmensa tragedia del país vecino, y hasta al riesgo de que alguna réplica alcanzara el oriente de Cuba. Los cubanos montaron en cólera. Y con toda razón.

Se supo que esa noche habían muerto un número, no determinado en ese momento, de ancianos pacientes psiquiátricos crónicos. La causa, se dijo enseguida, era una combinación de desnutrición e hipotermia. Viejos, con hambre y olvidados. Eran menos muertos que en Haití. Pero la gente se puso en pie de guerra:son nuestros muertos. En la calle todo el mundo lo comentaba.

Un año después, los responsables de aquél trágico hecho comparecían ante un Tribunal Provincial. Empezando por el director del centro, Wilfredo Castillo, y hasta un número de 13 personas, han sido condenadas a penas que oscilan entre 5 y 15 años de prisión.

En el juicio comparecieron hasta 70 testigos. Se destaparon robos continuados de enseres y suministros de comida. El descuido de la sala donde se encontraban los fallecidos, por causas desconocidas, carecían de ventanas. Los cubanos se encuentran ahora muy satisfechos por tal actuación judicial que sienta precedentes. En Cuba se trata de combatir la corrupción, aunque cueste. Déjenle el problema a los cubanos de Cuba. Se lo han ganado a pulso.

El otro asunto que también tiene que ver con los servicios sanitarios en Cuba, procede, como no, de los famosos Wikileaks. Y claro, aparece la activa Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana.

La pieza del periódico español "El País" se refiere siempre a "la doctora de la delegación". Es decir, de la Oficina de Intereses.

Completa el escenario el documental corrosivo de Michael Moore, "Sicko", en que un grupo de pacientes estadounidenses terminaban subidos en una patera, rumbo a Cuba, en busca de atención sanitaria. Dicho documental se vio en toda la isla. En el cine y hasta en la televisión. Cada cuál sacó la impresión que le pareció más cierta. En Cuba la gente no se corta a la hora de criticar.

Como la persona de la Oficina de Intereses no da la cara, todo es oscuro y secreto, me limitaré a rebatir unicamente algunos pocos puntos objetivos de los que dicha presunta experta estadounidense señala.

Según la Oficina de Intereses, los pacientes de SIDA en Cuba, sufren discriminación, maltrato psicológico e incluso negación de acceso a la incorporación al trabajo.

La única referencia real que tengo, es la de un vecino de mi madre. Un jóven portador del HIV, ya fallecido. Esta persona visitó en varias ocasiones la casa de mi madre. Se encontraba recluido en un hospital en las afueras de la capital, exclusivo para el tratamiento de la inmunodeficiencia adquirida.

Nunca nos habló de haber sido discriminado. Era cierto que existía una especie de "sidatorio", pero ello no implicaba el encarcelamiento de los pacientes. Se tomaron medidas para la contención de la pandemia. La OMS jamás ha cuestionado los protocolos sanitarios cubanos ¿O no es verdad? ¿Dónde están los informes técnicos pertinentes?.

En los documentos de identificación de los cubanos que conozco, es decir, en los que he visto, no figura ni su grupo sanguíneo, ni ningún dato sobre su salud. Si al principio de la pandemia del HIV se hizo algo parecido, no se ha continuado.

Los portadores del HIV en Cuba no son apestados. Lo que afirma "la doctora" estadounidense de marras, es mentira. La Iglesia Católica cubana brinda su apoyo caritativo y misericordioso a muchos pacientes que así lo desean. Hay monjas que se dedican a ello. Me creo en lo que dicen: existen grandes carestías materiales, hay muchos problemas, pero se hace lo que se puede.

Para los pacientes portadores de HIV hay tratamientos antivirales,los mismos que en otros países y existe respeto y compasión.

El informe de la Oficina de Intereses, originado en la inspección ¿furtiva?, realizada por la anónima doctora, se dirige también al tratamiento del cáncer en Cuba.

Se afirma, sin dar cifras, ni ofrecer testimonios, ni documentar nada, "que muchos jóvenes pacientes de cáncer han sido infectados por el vírus de la hepatitis C".

Cuando se hace una evaluación de tal calibre epidemiológico hay que tratar, al menos, de acotar cuántos y cómo. Si ha sido por inmunoglobulinas inyectables. Si ha ocurrido en transfusiones de sangre. Ese es el procedimiento científico. Lo demás es infundio. ¿Qué publicación médica estudió los casos?. ¿Cuándo?. Es posible que se produjeran infecciones. Pero, ¿dónde, cuántas y cómo?.

Llama la atención el apunte de que a los pacientes cáncer se les niega la posibilidad de elegir tratamiento.¿Dispone el sistema sanitario cubano de recursos para hacerlo?. Y por si fuera poco, también se apunta que se les impide el acceso a la web, para enterarse de cómo se trata su enfermedad en el resto del mundo.

Es bien sabido que en Cuba el acceso a la web es muy caro, malo y limitado. Pero es mentira que alguien impida a un cubano "conectarse" desde un hotel, a 6 euros la hora. Y más lento que el caballo del malo.

El panorama descrito roza lo grotesco: en Cuba existen grandes carencias de material sanitario, falta algodón, faltan vendas, las aspirinas desaparecen, los hospitales no disponen de sábanas decentes, faltan muchas cosas. Los hospitales de cualquier especialidad sufren de una fuerte presión asistencial. Se puede decir que están al límite. Pero aguantan el tirón.

Las afirmaciones de la sabia doctora estadounidense combinan la realidad con el sensacionalismo más burdo.

En La Habana funciona un hospital oncológico. Sobre él gravitan todas las limitaciones materiales que padecen el resto de las instituciones cubanas. Y es cierto que las familias de los pacientes tienen que aportar aquello de lo que el hospital carece. Incluso en muchos casos han de contribuir y hasta ocuparse de la higiene de la habitación, si se tercia. En Cuba hay que "resolver", como se pueda.

Los médicos cubanos son excelentes. Habrá, como en todas partes, unos mejores que otros. Pero en general reciben bastantes menos retribuciones de las que por sus notables logros merecen. Y en Cuba funcionan, como en todos los países, los enchufes, las amistades, las recomendaciones y hasta ciertos bonitos sobornos de distinta naturaleza. ¿Y dónde no sucede?. No se trata de justificarlo sino de ponerlo dentro de un contexto real y cotidiano. Es lo que hay.

La doctora de la Oficina de Intereses obvia decir, por ejemplo, que la atención en la especialidad de obstetricia ha llevado a que en la isla se produzca una mortalidad infantil perinatal inferior a la de EEUU. Y que zonas del país que nunca habían visto un galeno, cuentan con atención primaria y hospitalaria.

Los cubanos no se encuentran ya en el Período Especial en tiempos de paz. Han remontado ese punto crítico. Pero están en una etapa muy defícil de cambios radicales.

La sanidad pública padece todos los mismos males y carencias del sistema económico caduco, según el propio Comandante Fidel.

Pero señora experta en la sombra, le recomiendo, con el debido respeto que mire para su casa. Cuba tiene mucho que arreglar, pero en EEUU ni siquiera sueñan con la protección sanitaria con que contamos en Europa.

La verdad es que la Oficina de Intereses no es la entidad más adecuada para ponerle los puntos sobre las íes a los cubanos.

Parte de lo que dice la muy experta, por lo menos a la altura de 2011, es sencillamente falso. Le guste o no, please, mire para su patio.

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