Páginas vistas

domingo, 30 de enero de 2011

Multitudinaria manifestación por la paz en Bilbo .

Ayer 29/01/11, más de un millar de personas recorrieron las calles de Bilbo. Lo hicieron convocadas por Gesto por la Paz. Era su respuesta clara contra la violencia etarra. Tomaron las calles por las buenas. Con dignidad y valor.

El domingo 30, cuando abro "El País", me topo con dos fotografías muy diferentes. Una es la del vasco Rufi Etxeberria, representante de la izquierda abertzale. La otra es la del cubano Fariñas, en el momento de ser aprendido por la policía.

Rufi Etxeberria, no sufre ningún acoso. Se le ve tranquilo. Responde a las preguntas del periodista que una y otra vez se deslizan hacia el mismo objetivo.

Lo hace con tino. Con una contención que casi roza el temor. Es un poco un sí pero no. Su gesto es adusto. Es un hombre marcado por la lucha. Y tanta tensión le ha pasado factura. A penas se le distinguen sus ojos.

Parece mirarnos desde otra dimensión. Se diría que no encaja el incómodo papel que le ha tocado en suerte. Que está dispuesto a decir "basta ya a la violencia". Pero se queda en una hipótesis por respuesta. "Rechazaríamos la acción armada de Euskadi Ta Askatasuna (ETA)", afirma al fin y le da el titular al periodista.

Eso es lo que ya hace mucho tiempo han hecho miles de vascas y vascos en toda Euskal Herria. Decir no a la violencia en cualquiera de sus múltiples variantes. Desde el impuesto revolucionario al uso de las armas o lucha armada. Y cuentan entre ellos un número creciente de presos de la organización terrorista, que en la actualidad son prisioneros por partida doble: de la justicia democrática y de sus propios "compañeros".

Cuando les conviene los usan a su gusto como moneda de cambio. Posiblemente hasta presionen a sus familias. Pero cada vez más ex-etarras se desmarcan de lo que queda de ETA.

Desde Nanclares de Oca ha llegado la declaración de un grupo de exmilitantes que se suman al deseo de romper con los procedimientos militares de ETA. Y lo hacen bien: pidiendo perdón a las víctimas. Como tiene que ser desde cualquier bando. Han sido valientes al hacerlo. Y tienen a muchos vascos nacionalistas de su parte.

En el escenario cubano todo es muy diferente. No tiene nada que ver con lo que sucede en Euskadi. La foto es de Guillermo Fariñas. Lo sujeta un guardia. Al parecer ha estado una y otra vez detenido. La verdad es que no me acabo de enterar a qué se debe ese entra y sale de las comisarias de su provincia. ¿Existe una órden de un juez?. Se explica que él y otros, salieron a protestar por el desalojo de una mujer que ocupaba un consultorio abandonado.

Personalmente no me fío un pelo de lo que informan ciertas agencias internacionales sobre lo que ocurre en Cuba. Padecen de un sistemático anticastrismo rabioso. Me molesta personalmente el latiguillo que resalta que Fariñas es psicólogo, periodista independiente y premio Sajarov.

Como si el ser un ciudadano cualquiera de Cuba no significara algo en sí valioso y respetable. Para ser noticia internacional, los pobrecitos y desgraciados cubanos deben contar con el visto bueno de la empresa noticiosa. Burdo periodismo de a tanto la pieza.

Fariñas es ante todo un cubano que quiere que las cosas cambien en su país. No parece desear, de momento, optar por el exilio. No ha usado más fuerza que la de su palabra. Y sobre todo la de su cuerpo, exponiendo su salud en la práctica de varias huelgas de hambre. Algo nada aconsejable ni necesario. Ni por la mente le ha pasado emprender la lucha armada. No es un títere a sueldo.

Fariñas y los cubanos decentes que disientan de las políticas del gobierno de Raúl, deberían encontrar, lo antes posible, con un espacio institucional para ejercer los derechos que les otorga la propia Constitución cubana. Pueden contribuir muy positivamente a la vida política de su país. No son enemigos. Ni los amamanta ninguna corporación u oficina de nadie.

No hay comentarios:

Publicar un comentario