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sábado, 13 de agosto de 2011

Wellcome Letonia


El ejercicio de blogger es comparable al de quien escribe una nota, la mete en una botella, la tira al mar, y a ver que pasa. Al menos así es para mi a quien no me importan mucho los resultados.

Blogger no es un servicio demasiado malo. La alianza Google - Blooger ha dado paso a un gigante sigiloso: por un lado millones y millones de "posts" de otros tantos usuarios, digamos que atrapados en el reino Google - Blooger. Hay para quienes el asunto blogero (término de algunos hispanoparlantes) es algo vital y necesario. Otros aspiran a una especie de arte de la comunicación. Bastante narcisista.

Lo que digo de Google - Blooger, lo que me inquieta, en cierto sentido, es su inacesibilidad. La sordera orgullosa del sistema respecto a sus usuarios. Nos hemos metido en su patio. Nos tienen cogidos por la cola. Y desde luego que obtienen pingues beneficios.

El buscador Google, como un perro bien entrenado, rastrea el origen de los visitantes en cada blog. Imaginen la potencia y finura de tal proceso. Es eso lo que me origina cierta preocupación. Un repeluz.

La presente semana en codondesastre.blogspot.com han entrado 3 lectores de Letonia. He de confesar que lo único que sabía de Letonia, así a bote pronto, era que se trataba de una de las antiguas repúblicas de la URSS. Por lo demás absolutamente nada.

En Letonia se habla Letón. Es un país con numerosísimos lagos y escasas elevaciones. Como máximo de altura de 310 metros. El clima es húmedo y frío. Los inviernos pueden ser siberianos: de hasta 40 grados bajo cero.

Me imagino esos tres lectores letones. Deben conocer el castellano. Tal vez estudiaron en Kuba en la era soviética. Nada me gustaría más que conocerlos.

Para eso el sistema tendría que darme la oportunidad de hacerlo. Conozco la semana en que entraron al blog. El resto es un misterio. Escribo para ellas/os. Bienvenidos amigos letones.

viernes, 12 de agosto de 2011

Cumpleaños de Fidel Castro


La cuenta atrás, sábado 13 de agosto, para el 85 cumpleaños de Fidel Castro Rúz ya ha empezado. Los gais, lesbianas, transexuales y demás van a celebrar la ocasión con una unión notarial, la primera en la isla, que es de una homofobia espeluznante.

Con seguridad el Comandante Fidel lo celebrará en medio de su numerosa familia. El número exacto de descendientes biológicos de Fidel Castro es objeto de serio estudio. Me refiero exclusivamente a los hijos del ex presidente cubano que residen en la actualidad en Cuba.

Algún día, como a todos, le llegará su momento de dejar éste mundo: lo han querido matar tantas y de tan variadas maneras que hasta sobre ello hay muchas dudas. Mejor pasar página en una ocasión festiva.

Creo que desde antes de nacer he estado "expuesta", a la influencia de un hombre de esos que marcan, para bien o mal, la vida de millones de personas.
Varios excelentes biógrafos han querido atrapar, una personalidad compleja.

Por una decisión muy particular, yo he escogido en quedarme con el jefe del ataque al Moncada, o el líder de la guerilla en Sierra Maestra. Con la locura peligrosa del político cabreado como una mona, cuando, al borde de un conflicto de proporciones planetarias, le afeó a los soviets que se llevaran sus ojivas nucleares. Aquellas bonitas armas atómicas que apuntaban directamente a Florida, como si tal cosa. Da miedo pensarlo.

Prefiero recordar a Fidel y sus iniciativas disparatadas un tanto demenciales. Fidel y los planes "especiales" muy bien pensados pero irrealizables. Fidel apareciendo acompañado de Chomi Miyar en la universidad para conversar con los estudiantes. Se subía a la parte trasera de un jeep ruso y montaba un meeting.

Llámenlo como les de la gana: el one, el caballo, el jefe, el coma-andante, tirano, dictador, visionario, dirigente máximo.

Yo prefiero sencillamente expresarle un feliz "cumple" Comandante.

Y siga dándole caña al mono con sus reflexiones. Pa´lante y palante hasta que el body aguante.

Murakami, gatos y 1Q84

De las múltiples y diversas formas de sobrevivir al verano, una de ellas es meterse en un sitio fresco a leer tranquilamente 1Q84 de Haruki Murakami. No es un libro sino dos.

Al principio tuve mis vacilaciones. ¿Iba a soportar 723 páginas?, ¿Era posible?.

Pues resultó que sí. Que Murakami me había ganado el kumbite en buena ley. En un combate limpio y vigoroso.

Murakami tiene sus manías, como todos los escritores. Entre sus personajes nunca falta una bella adolescente. Ni una misteriosa treinteañera.

En la presente obra se llama Aomame, y se advierte que el apellido consta de dos caracteres, y que viene a ser algo así como verdura verde. El otro personaje significativo es Tengo. Sin olvidar a Fukaeri, autora de la novela "La crisálida de aire".

Las presencias de Tengo y Aomame se entrelazan en capítulos que nos sumerjen en la vida de Tokio. En sus magnos atascos. En las acumulaciones de gente en el metro.

Cada capítulo es una historia cerrada que puede complementarse o no con las que le sigue.

De lo que más me ha gustado es el el procedimiento de Aomame, para "mandar al otro barrio" a hombres que habían cometido crímenes horrendos de índole sexual contra mujeres o niñas. Lo terrible de sus actos contra las mujeres no debe ocultar que Aomame es una asesina en serie.

Su fachada es la de una impoluta fiseoterapeuta y maestra colegiada de artes marciales que con un afilado punzón consigue muertes indoloras y sin dejar muchas huellas.

Al menos si la inspección no es extremadamente exhaustiva. Porque siempre queda la duda de si al practicar tal procedimiento, posiblemente dirigido a cortar el suministro de sangre al cerebro, se produzcan daños visible por el forense que realice una autopsia cuidadosa.

Dejando el asunto mortuorio novela ofrece numerosas recetas de comida tradicional, o no tanto, digamos que platos frecuentes, de  Japón.

Y claro, no faltan gatos, amados por el autor.

Hay que perderse en el país de los gatos o sacar provecho de la historia del ratón que se encuentra con un gato vegetariano.

Resulta que un ratón gordo y sano se encuentra acorralado por un gran gato. Dice el ratón: "Por favor no me hagas mal. Tengo una familia que alimentar". "No te preocupes, dijo el gato, soy vegetariano".

Pero de inmediato saco la garra y agarró al ratón. "Pero no decías que eras vegetariano", preguntó desperado el ratón.Y lo soy, respondió el gato. Voy a cambiar tu carne por lechuga"



Gato nada vegetariano que compartió su felina vida conmigo y otros seis o siete miaus.

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