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sábado, 5 de febrero de 2011

Gross, nuestro hombre en La Habana irá a juicio.

Desconozco quién es en realidad el contratista Gross (62), estadounidense, y detenido en La Habana en diciembre de 2009. De momento parece que se le acusa de espía. Habrá que esperar al juicio.

Lo cierto es que debe ser alguien muy especial cuando su detención y próximo proceso judicial en Cuba, ha provocado una airada respuesta por parte de la Secretaria de Estado.

La señora Clinton ofrece una versión sobre Gross conmovedora por su candor: "Es un hombre que estaba ayudando a aumentar el libre flujo de información de, hacia y entre el pueblo cubano".

Desde luego, aprovechar su presencia en un país extranjero, y ponerse a repartir antenas receptoras, tal vez descodificadores de señales digitales, u otros artilugios de comunicación resulta bastante poco común. Digamos que muy peculiar.

Me imagino a dicho sujeto generoso realizando su noble cruzada en pro de la información en las barriadas chabolistas de la periferia de Madrid. Dudo que saliera bien parado. La cosa resultaría muy riesgosa.

Una tras otra, las distintas administraciones estadounidenses perseveran en mantener respecto a Cuba una actitud poco constructiva, cuando no directamente beligerante y agresiva.

Resulta un insulto a la soberanía de Cuba su gratuita inclusión en la infamante lista de países proclives al terrorismo que sustenta el Departamento de Estado estadounidense.

Agente cubano en Florida. Viva Villa.
Es bien conocido que la isla tuvo que enfrentar una invasión militar en 1961, organizada y financiada desde Estados Unidos. Cuba salió victoriosa en Playa Girón. Luego vinieron múltiples intentos de atentados contra Fidel. De las más refinadas maneras. Ocurrió la explosión del barco La Coubre en el puerto de La Habana. Y la voladura de un vuelo de Cubana de aviación en el trayecto Venezuela-La Habana. ¿No es suficiente terrorismo?.

Gross ha sido visitado por funcionarios de alto nivel de su país de origen. El Gobierno cubano ofrece todas las garantías de que en el juicio puedan encontrarse presentes representantes estadounidenses con nivel consular, así como familiares del acusado.

Si hubiera un mínimo de voluntad, cubanos y estadounidenses
podían protagonizar un cambio de espías. Como en los viejos tiempos de la Guerra Fría. Y todos contentos.

Ambos países no han cesado en esa práctica generalizada: espías luego existes. De momento a los cubanos sólo les han pillado unos pocos agentes. Claro que más de los cinco reconocidos héroes, sobre los que recaen penas tan abultadas que casi resultan condenados de por vida. Otros miembros de la inteligencia cubana, salieron mejor parados al declararse culpables y mostrarse cooperativos.

Dicho sea de paso que el juicio a la red de inteligencia cubana interceptada en Florida fue bastante esperpéntico. Carente de las más mínimas condiciones de imparcialidad. Pero esos son los riesgos del segundo oficio más antiguo de la humanidad.

Como telón de fondo, y para más inri, está en marcha el proceso, por delitos contra las leyes migratorias, que se sigue en El Paso contra el terrorista Posada Carriles.Un sujeto bien conocido por las autoridades estadounidenses, que una vez sí y otra también ha estado a sueldo de la CIA.

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