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sábado, 14 de julio de 2012

Hasta el año que viene: ¡Gora San Fermín¡



Sexto encierro: no hubo heridos.
 


La tradición del rito final de la fiesta sanferminera incluye el cántico del "Pobre de mí" y la presencia de las velas que iluminan la  Plaza Consistorial. Es señal del punto y final, cuando los participantes se despojan del pañuelico rojo (que recuerda el martirio del Santo). Luego sigue la juerga. Y comienza la cuenta atrás: "Uno de enero, dos de febrero, tres de marzo, cuatro de abril.....siete de julio ¡San Fermín¡.
 Los sanfermines de 2012 se han caracterizado por carreras vertiginosas y ausencia de cogidas graves. Como siempre, se han producido tropezones, caidas muy aparatosas que nos dejan en vilo, pero sin consecuencias serias. San Fermín debe ser muy milagroso y protector. Pero milagros aparte, la fiesta pamplonica tiene mucho que ver con la vida: las carreras son breves, peligrosas, rodeadas de incertidumbre. Se necesita estimar lo que se nos viene encima. Pero también cuando se sabe correr los protagonistas, el conjunto que forman bestias, mozos y mozas, alcanza un estado de concentración comparable a la mente meditativa y agarrada al presente. Puro zen hispánico.


Los buenos corredores reconocen sus posibilidades: saben cuándo entrar y cuándo abandonar el camino. Aciertan a desplazarse sin incordiar a los otros participantes. No compiten, participan con limpieza.Si tropiezan, se levantan. Saben protegerse y reconocer el peligro. Pero no se lamentan ni se lamen las heridas. 


En sanfermines todos somos parte de la fiesta.


Vengan a Pamplona y sabrán lo que es bueno.

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