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viernes, 10 de febrero de 2012

Justicia con pronóstico reservado

Afirman que la justicia es igual para todos. Pero hay matices. Para algunos es un poquito "menos correosa". Menos dura lex. Y mi vaticinio en el caso que nos ocupa es el siguiente: acudirá al juzgado oloroso a colonia y con buen empaque, como de costumbre. Los ojos claros, duros y fríos. Para eso está bien entrenado.

Claro que la jauría impresentable de periodistas, esa chusma (que hacemos)  juicios paralelos no tendrá oportunidad de fotografiarlo. Habrán dos coches. O tres. Y un furgón policial. Los que hagan falta.

Con tantos reclamos no se sabe por fin dónde se encuentra el protagonista del día.

Al llegar al recinto, su abogado le brindará una botella de agua. O tal vez un buen café. Luego comenzarán los interrogatorios.

Curiosamente sus antiguos socios e íntimos colaboradores parecen ahora menos entusiastas en sus graves acusaciones.

Donde dije "dije" tal vez quise decir "Diego".

Resulta que la empresa no era "Noós" sino Nass. No, no que va, el dinero era mucho menos. La facturación transparente como un cristal de Bohemia. El chalet adquirido no lo era tanto. Es que son familia numerosa.La intención de enriquecimiento muy moderada. Normal.

Incluso hasta algunas empresas podían compararse a inocentes ONG´s que la verdad no siempre lo son tanto.

Se termina el primer día, sin fotos, sin grabaciones que avergüencen al honorable personaje que no ha dicho ni "miau". Callado. Distante. Elegante. Digno. Muy señor, que siempre han habido clases.

De la señora del señor, ni mentarla. Faltaría plus. Alto, peligro.

Porque la justicia reconoce que no es lo mismo un yerno muy real que un puto chorizo de tres al cuarto. (No me explico entonces la razón de filmar  etarras chulísimos burlándose de los jueces).

Pero a lo que iba.

Seguiran los días. Bastantes y diferentes. Como por encanto, la abultada trama comenzará a reducirse. Muy poco a poco. Los documentos son interminables. Gran parte del material informático está encriptado. Otro no aparece. Hay un abogado británico en Barbados del que no se sabe quién es. Algo como lo que tan bien hacía Lisabeth Salander, vamos. De pronto todo quedará en nada.

Digamos que aparecen algunos errores de contabilidad. Deudas con el fisco. A los que antes acusaban se les habrá untado de alguna forma inteligente: indetectable. O tal vez han perdido de pronto la memoria por el estrés. Padecen una suerte de neurosis situacional. Los entrevistará un psiquiatra forense. Por si las moscas.

En fin, que no quedará nada de nada. El dinero no tiene olor.

Finalmente él saldrá por la puerta grande. Olímpico.Menudo pelotazo ha metido. Oloroso a Farenheit. Triunfador. Listo para la próxima contienda. 

La justicia es igual para todos.

Que se lo pregunten al juez Garzón.

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