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miércoles, 5 de octubre de 2011

Chapuza y ADN

Entre el 1 y el 2 de noviembre  de 2007 sucedió algo atroz en un piso compartido por estudiantes de la coqueta ciudad italiana de Perugia: la estudiante británica Meredith Kercher fue acuchillada hasta la muerte y violada.

Los presuntos autores de un suceso que levantó oleadas de crónicas periodísticas, resultaron ser la también estudiante estadounidense Amanda Knox, que compartía piso con Kercher, y su ex novio el italiano Raffaelle Sollecito.

Otro implicado sería el ciudadano de Costa de Marfil Guede, al que se atribuyó la violación de Meredith Kercher.

Knox y Sollecito negaron enfáticamente la autoría del crímen. Los medios de ambos lados del Atlántico se enzarzaron en todo tipo de elucubraciones. Juicios paralelos. Había tela por donde cortar: sexo y sangre. Hillary Clinton se interesó por el asunto judicial de una joven de aspecto angelical. Las niñas estadounidenses no hacen eso. Las señoritas británicas no se exponen a morir degolladas.

Se celebró un proceso judicial a resultas del cual, a falta de otras respuestas, Knox, Sollecito y Guede permanecieron en prisión 4 años.

Hasta ahora que un tribunal de apelación los ha dejado libres debido a un nuevos análisis de las principales pruebas periciales: un cuchillo, el enganche del sujetador de Kercher y los resultados discrepantes análisis de ADN.

Inicialmente parecía que se daba por cierto la presencia de sangre de Kercher en la hoja de un cuchillo encontrado en el piso de Sollecito. De la misma manera, se dijo haber encontrado muestras de ADN de Knox (sudor, por ejemplo, restos de células, no se especifica) en el mismo objeto.

Al parecer abría ADN de Sollecito en el enganche del sujetador de Kercher. Según los resultados de los laboratorios policiales, las pruebas de ADN vinculaban a Knox y Sollecito con Kercher.

Así iban las cosas cuando la defensa solicitó la práctica de nuevos exámenes.

Y entonces resultó que el material  preservado por la policía era insuficiente para que Stefano Conti y Carla Vecchiotti repitieran las pruebas de ADN. 

Como posible medida sustitutoria  Conti y Vecchiotti solicitaron revisar el protocolo seguido por la policía, dándole el golpe de gracia a la acusación ya que las prácticas seguidas  no se atenían a los protocolos internacionales.

Knox y Sollecito resultaron absueltos por el tribunal de apelación, tras apenas 4 años de prisión.

Knox abandonó Italia sonriente, con aires de estrella de cine. Su ex novio desaparació discretamente por el foro. Guede guarda prisión por el cargo de violación.

No pocos italianos gritaron "verguenza, verguenza" al paso de Knox y Sollecito.
Desde luego parece que la chapuza del laboratorio ha impedido que se hiciera justicia. Para eso también sirven las pruebas de ADN:para destapar la ineptitud. 

No se sabe quienes mataron a Meredith Kercher.

Los que investigaron el crímen se jugaron todas sus cartas a la búsqueda de rastros de muestras biológicas sin preservarlas debidamente.

Tal vez es cierta arrogancia tecnológica que aparca las manías de los buenos policías

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