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lunes, 13 de abril de 2015

Hasta la victoria Liebe Günter




Culpo a Günter Grass de una pequeña parte de mi abultado (y empedernido) amor por Alemania. El resto del apego lo atribuyo a Buxtehude, los Bach, Wagner, Rilke, Heine, a Marx y Jenny, a Hegel, a una sabia  llamada Gudrum Annelise, que no figura en las enciclopedias literarias, a otra mujer fuerte y valiente: Erika, sin olvidar a Tamara Bunke, la isla Rügen y sus vertiginosos acantilados, a un niño llamado Marcel, a un modesto hotel en Colonia junto al  Dom, al mercado de Navidad en Nüremberg, a un puesto de salchichas bajo del puente romano y medieval de Regensburg, a los Rubens del Museo de Arte Antiguo de  Münich, a la jerga que perpetran en Baviera, a Weiden y sus librerias, a "very cool" Berlín, (donde hasta hay marcha).
Günter Grass resultó de esos Premios Nobel bien ganados. Currados. No de hojalata. Ni de oropel y vanidad. No porque "tocaba" Alemania. 

La armonía de su prosa me acompaña. He pelado con él la muy amarga cebolla alemana. He fatigados sus  rollos familiares. Sus neuras.  Por cierto, en algunos casos me resultó insoportable.  Como en un texto en que se trataba de retratos familiares.  Como  yo no estaba por la labor, luego despotriqué a placer de Grass en un Club de Lectura. 

Y resultó  que el personal , bueno, una parte, estaba  de acuerdo. Que aquello no había manera de encajarlo. Yo lo había intentado en alemán. Y vamos, entender, sí. Pero Günter, majo ¿a mí qué me importa ese rollo familiar tuyo?. En fin. Pero de esa crítica irreverente, mordaz, de morder a Grass en alemán, aprendí más que de la veneración. O de las crónicas finas y relamidas de algunos semanarios literarios.

Por ejemplo, yo encuentro que el Nobel en castellano Don Vargas i (y) Llosa, cuya nacionalidad presente ignoro, (ciudadano editorial global) tuvo su momento de prosa gloriosa: "La Ciudad y los Perros", cuando resulta que también pululaba por la Casa de las Américas, a comer los bocadillos de Yeyé Santamaría. Que aquella otra de las cartas picantes tuvo su gracia. Que hay que leerlo. Pero vamos, "Emma Zunz" del nunca Nobel J.L.B. vale igual que 500 páginas de la "actual trola" perdón, producción, del laureado ¿peruano, español, estadounidense?. ¿Y el olvidado Sábato? ¿Y Juan Rulfo?. ¿Y Gabo,  Nobel y noble como la copa de un pino?.

Regreso al díscolo, incómodo, fumador, artista genuino, alemán hasta las cachas, Günter Grass. Políticamente incorrecto. Ex miembro de la Juventud  Hitleriana. Pues que quieren  que les diga. Para gusto se han hecho personas y  escritores.

Günter Grass, alemán hijo de tu difícil tiempo. 

Descansa en  guerra contra la mediocridad y la mentira.

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