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viernes, 31 de agosto de 2012

El rey se enfada mucho.


Amigas y amigos, cualquiera se coje un buen cabreo, es decir enfado o disgusto, por vaya usted a saber qué causa. Eso fue lo que le sucedió ayer al Jefe del Estado español, don Juan Carlos I. Y resultó hasta gracioso ver a su Majestad abroncando al chófer, sufrido y seguro que impecable servidor suyo, debido a que no aparcaba en el lugar exacto que la real y soberana persona deseaba. No se sabe muy bien el motivo de su destemplanza. Puede que tuviera que ver con la prolongada, sonora y bullanguera pitada que le estaban dedicando en ese momento un grupo de funcionarios para hacer constar su disgusto con los recortes de su paga de Navidad. Os aclaro que por funcionarios se entiende en España profesionales como los bomberos, los miembros de la policía, los maestros con plaza fija obtenidas en duras oposiciones. Que quieren que les diga. En España estamos atravesando por una etapa muy dura. Y la verdad me pregunto dónde están los esos empresarios innovadores. Los que arriesgan para crear riqueza. No veo sus patentes de alta tecnología, sus actividades en el exterior. Hay banqueros chapuceros. Hay especuladores de tres al cuarto. Hay latifundistas de corte feudal. No tenemos un Bill Gates. Los parados de larga duración vienen a ser algo así como yogures caducados. Y encima se los tilada de vagos y chupones de papá estado.
Majestad, con el debido respeto, preste atención a lo que dice la gente de la calle y deje que su chófer aparque allí donde le parezca mejor. Usted está para conducir a buen puerto cosas más difíciles e importantes. ¿O no?.


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