Fotografía original tomada en Málaga.
Cuando tomé la foto sólo me interesaba el gato. Su mirada amenazadora. Listo para el ataque o la huída. Revelé la película en el laboratorio de microscopía electrónica de la UAM. Al exponer la imagen en la ampliadora descubrí una pintada: "viva Dios". Fué entonces que advertí que en esa pared de una vivienda casi en ruinas había un retrato del Ché.
Dicen que es la imagen más publicitada del mundo. Desde luego, al Ché creo que le hubiera importado muy poco. La primera vez que lo ví yo tenía 10 años y él acababa de salir de la guerra. Llevaba el brazo derecho envuelto en un trapo negro.
Olía como si no se hubiera duchado en muchos años. Pese a la peste y las bromas de la gente de su escolta, a mi me dió por perseguirlo.
Me quedé encantada por sus ojos, muy pícaros. Le pedí un autógrafo y claro, no se dignó a complacerme. Uno de sus compañeros argumentó que él era analfabeto. Yo respodí: "eres un mentiroso". Entonces el Ché se rió de buena gana.Y estaba guapísimo. Iba en busca de su novia, Aleida. No estaba para niñas malcriadas.
Estoy segura que si resucitara, se volvía a morir al ver que su esfigie aparece hasta en toallas playeras. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario