Putin ha vuelto a barrer en las elecciones, y ya van tres con la última. No discutiré cuáles pueden ser las razones políticas. Pero sin duda el tipo representa a la perfección la exquisita chulería eslava, la gran Rusia y demás topicazos. Que quieren que les diga: la verdad es que el hombre me gusta muchísimo. Vladimir Putin me mola.
El día de la celebración de la victoria apareció casi descamisado, con un escueto jersei y encima un abriguito de nada, apenas un acolchado. Nada de sombrero para proteger los escasos cabellos rubios que exhibe. Y hasta soltó tres o cuatro lagrimitas de cocodrilo de esos ojos de acero. Nada de nada. Fue el viento.
En lo que hay que fijarse es en el lenguaje corporal: las piernas abiertas para proporcionarle estabilidad en el combate, una clara postura de kárate o judo Y esos gestos de las manos, firmes pero contenidos. Total, el ruso es un cromo. No importa mucho lo que diga:lo que importa es la percha.