Guardo con especial cariño un certificado extendido a nombre de mi padre. Él dedicó toda su vida a sus ideales. Pero nunca dejó de hacerme llegar su cariño. Hasta en el silencio de la distancia. He recuperado una carta suya desde su exilio en Costa Rica, cuando era perseguido por la dictadura de un sargento golpista. Fué una de las mejores sorpresas que tuve al regresar a casa de mis padres tras casi 30 años de voluntaria ausencia.
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