Marlon camiseta sudada. |
Siempre me había preguntado por el recóndito motivo por el que a veces, cuando llevaba un rato largo en el gimnasio, sentía un deseo irrefrenable de salir pitando de allí. Y la explicación la he encontrado en un artículo de "Science". Resulta ser que los humanos y humanas, secretamos con el sudor unas sustancias llamadas feromonas, que tienen mucho que ver con las conductas de apareamiento. Tengo que confesar que personalmente si alguien me huele mal no lo puedo soportar.Yo soy toda nariz. A veces, en un vuelo trasatlántico he pedido auxilio de la azafata (o el azafato ) de turno para que me librara de la aromática cercanía de algún pasajero. Pues bien, a lo que iba, cuando los hombres se "machacan" en el gimnasio y sudan como cerdos, se vuelven más amables y generosos entre ellos. Eso es lo que dicen las investigaciones serias. Y la verdad, coincide con lo que yo observo diariamente: entre ellos se establece un vínculo de cordialidad que se manifiesta en achuchones frecuentes, palmaditas, miradas de admiración. En fin, que el día menos pensado con tanta testosterona y feromonas masculinas desparramadas, se montará un numerito entre las mancuernas. Hay gustos para todo. Si les pone el olor a camiseta sudada pues ya saben que tiene una explicación muy científica.
Algo de "Science"
"Pheromones are everywhere in the animal world. Bugs in particular give off these chemicals to sound an alarm, identify a food source, or attract a mate. And smitten animals may indeed have "chemistry" together—pheromone signals are a subconscious part of their communication.
"Pheromones are everywhere in the animal world. Bugs in particular give off these chemicals to sound an alarm, identify a food source, or attract a mate. And smitten animals may indeed have "chemistry" together—pheromone signals are a subconscious part of their communication.
Scientists didn't know if humans played that game as well. But in the last 30 years, they've identified both male and female putative pheromones that are linked to mood and reproductive cycles. Some fragrancemakers have even incorporated them into their products, hoping to add an extra emotional punch to colognes and perfumes. Real-life pheromones don't smell so nice, however: The specialized glands that produce these chemical compounds are located near the armpit, where they mix with sweat. Previous investigations focused on the chemicals as sexual attractants—studying a male pheromone's effect on female mood and behavior".