Bueno, pese a nuestras juergas pecadoras y atracones de pinchos, el Santo ha sido generoso y ha librado al mozo de una cornada de consecuencias imprevisibles. La primera noche la terminé sobre las tres de la mañana. El cuerpo aguanta bien si después de la comida una se beneficia con una breve siesta y mejor si es en adecuada compañía. Que quiere que les diga. El día sanferminero es largo y grato: chocolate espeso y aromático de desayuno. Comida con txilindrón de cabrito, menestra de la tierra, esos pimientos rellenos que mis compis de la Rochapea, un barrio de Pamplona, ofrecen. No he dejado de tomar algún que otro cafelito en el emblemático café "Iruña". Y una manera que he descubierto para hacer la "marcha" nocturna más sana: a partir de cierta hora tomarse un buen helado de chocolate negrísimo. Mejor si es un Hagen & Dass o un Ben & Jerry, es decir, un buen helado. Eso y su poquito de cava rebajado con zumo de naranja. Nada de cogorzas asquerosas, vamos. |
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domingo, 8 de julio de 2012
Diario sanferminero:el primer capotito del Santo
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