No era plan de abusar de "Matrix", que seguro estaba molido. Me busco la vida con la seguridad que en Cuba nadie va intentar hacerme daño. Localizo un poste con una bombilla amarillenta y a esperar que ocurra algún milagro.
Y antes de una media hora veo un coche. Hago la señal internacional de "stop" y el conductor se detiene. - Hola buenas tardes compañero, acabo de salir la base de los Guarda Fronteras y quiero ir a casa de mi madre, en Miramar. Es muy fácil llegar. ¿Cómo cuánto me va a cobrar ?.
El chófer se lo piensa un poco. Me mira de arriba abajo. Y pienso que no le doy la pinta de lo que se dice una fuente muy abundante de moneda dura, el CUC. En lo que el hombre duda aprovecho y le pregunto que si la foto que lleva es de su niña.
-Si es la reina de la casa, responde.
- Pues las reinas se lo merecen todo.
- Y usted se desloma con el taxi de un lado para otro.
- Efectivamente, no es fácil. No.Venga suba.
Ni corta ni perezosa lanzo la maleta al asiento posterior. Pero antes rescato un Toblerone, que no se ha derretido. Odio ese chocolate tan dulzón.
- A ver, usted cree que el Toblerone le pueda gustar a su reina.
- Claro que le gustará.
-Pero que no se lo coma de una sentada.
Me parece que le he alegrado la noche tropical, al taxi driver que me explica que hace sus cositas de mecánica, "para completar lo que saca con el carrito, que ya tiene sus años".
Me quedo medio dormida y cuando vengo a ver ya estoy en la puerta de la casa de mi madre.
- Espere un momentico que ahora sale Mercedes, la señora que cuida a mi madre.
Como no hay timbre, el método es zarandear la puerta de la reja.
- Mercedes porfa, págale al compañero lo que se le deba.
Mientras tanto, una perra pesadísima me persigue. Es lo más feo en perro que he visto en mucho tiempo.
Entramos a la casa y le pregunto a Mercedes cuánto me ha clavado el hombre.
- Alina, te lo ha dejado en la mitad. Normalmente del aeropuerto aquí son como mínimo 20 CUC.
¿ Cómo fue ?
- Nada Mercedes, que a veces cuando uno trata a las personas con respeto, las cosas funcionan.
Mi madre se ha acostado pero está despierta. Empiezan los achuchones y cariñitos. Con ayuda de su bastón de mando, se acurruca en el sofá del salón. La cuadrúpeda horrorosa se llama "Lindi". Creo que sufre un ataque de celos.
Tengo un hambre de lobo. Pero Mercedes rescata de la nevera un plato de macarrones que devoro en la mesa del comedor. Sin complejos. Como en Italia: servilleta al cuello, tenedor y cuchara.
- Dios te bendiga Mercedes.
- Si señora: católica, apostólica, y romana.
- Y de la Obra.
- Claro.
-Pues entonces te he traído un regalito humilde, pero que espero que te guste: una cadenita de plata con el signo de la cruz en plata y turquesa.
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