Mañana 8 de marzo, se conmemora el "Día Internacional de la Mujer". Y la verdad sea dicha. Al menos en Europa, a la vista de los resultados de una encuesta que analiza la prevalencia de maltrato y otras formas de abuso sistemático, en los países de la Unión Europea (UE) tenemos poco o nada que celebrar.
En España nos han impuesto un proyecto de ley que, con la excusa de proteger al no nacido, mutila la capacidad de decisión de las gestantes. Pone a las mujeres en condición de tuteladas del Estado. Como si carecieran de juicio propio. Y no se trata de trivializar una intervención médica con muchas implicaciones sociales. Es menester reconocer y aplicar, los avances en detección temprana de malformaciones.
Sinceramente sospecho que una ley de la naturaleza de la que se ha diseñado condenará a muchas mujeres a situaciones desesperadas. Me pregunto qué apoyo recibirán de la sociedad, del Estado, aquellas madres que tengan el valor y la voluntad de seguir adelante con un embarazo donde el fruto sea manifiestamente patológico. ¿Se verán forzadas a recibir la caridad humillante de alguna organización piadosa?. ¿Recibirán un estipendio digno para enfrentar las dificultades que les tocan?.
No existen cursos de educación que preparen a niños/as para la vida reproductiva. Los medio de comunicación
degradan un asunto básico en cualquier sociedad. No basta con repartir condones. O recomendar la castidad prematrimonial.
Es preferible que sean capaces de decidir, de dar su "consentimiento informado".
La mujer está muy lejos de ocupar el lugar que le corresponde en nuestras sociedades europeas.
No hay nada que celebrar.
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