Barack Obama Hussein |
El número de bajas civiles (daños colaterales) es según una ONG de 100,000 personas. No son cifras ciertas. No existe un balance fiable.
Entre las tropas estadounidenses se reconocen en torno a 400,000 muertos. No son cifras oficiales. Y desde luego no recogen heridos, mutilados o afectados por enfermedades del sistema nervioso central relacionadas con el estres prolongado.
Todo empezó con aquella mareante cantinela de Bush Jr., que después del atentado contra las Torres Gemelas (World Trade Center) en Nueva York, clamaba frente al "eje del mal". Curiosamente sus poderosos servicios de inteligencia fueron incapaces de evitar el 11/S y por ello debía pagar el mundo entero en las cruzadas contraterroristas.
De acuerdo a la doctrina de Bush Jr. y sus colaboradores del momento, Irak se preparaba para enfrentar a Occidente con todos los equipos bélicos posibles.
Pero las llamadas armas de exterminio en masa (arma nuclear, química, bacteriológica) nunca aparecieron.
Sí salieron a la luz unas espeluznantes fotos que documentaban torturas y humillaciones a prisioneros de guerra, cometidas por los guardias de seguridad estadounidenses en una prisión de alta seguridad.
Menudearon los atentados perpetrados con coches bombas o mediante suicidas fanáticos que se aseguraban su acceso al paraiso llevándose por delante a cualquiera.
Por fin, después de un chivatazo, pillaron a Sadam Hussein, escondido en una cloaca.
Apareció sucio y greñudo, y ante los medio de comunicación sus captores le examinaron la garganta no fuera a ser que ocultara algo extraño entre las muelas.
Obama puede cometer un grave error al involucrarse en un conflicto bélico contra Irán. Debería pensárselo dos veces antes de meterse en ese explosivo frente.
Mientras tanto, Guantánamo sigue funcionando en un limbo extrajudicial que, para más inri, se encuentra en Kuba.
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