Aitona en Ochagavía |
El rey pierde toda majestad. La cara se le queda como si le hubieran administrado una sobredosis de botox. El representante de Amaiur, muy conjuntado, trata de quebrar el ambiente helado acercando la mano al regio hombro, pero el rey lo deja tieso parado.
Y un pequeño detalle:la presencia de un hombre espectante en una esquina, dispuesto no se sabe a qué. Con obvia cara de pocos amigos en plan como de gorila de discoteca de polígono industrial, aunque se trate de un honorable funcionario de seguridad.
Para añadir un poco de morbo, al vis a vis, el representante de Amaiur había sido compañero de equipo de Urdangarín. Doble sapo para el rey.
Menos mal que nadie sacó una ikurriña.
Las cosas terminaron pronto y bien. El vasco estuvo en su sitio y el rey aguantó el tipo hasta verlo desaparecer de su regia presencia.
En fin, que muerta ETA deben acabar ciertas rabias.
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