Han coincidido en el tiempo dos sucesos luctuosos: la muerte en un accidente de un grupo de estudiantes "Erasmus", de diferentes países, que con seguridad volvían contentas, con muchas experiencias jocosas. Será duro para sus familias resignarse a su ausencia. Lo único que podemos hacer es acompañar los/as en la fase de duelo, e investigar las causas de un presunto fallo humano.
Lo otro que, por lo menos en mi ánimo resulta inquietante, es el estado casi de guerra, de ataques a los/as ciudadanos, especialmente en sitios estratégicos. No me imagino cómo podemos colaborar con las fuerzas y cuerpos de seguridad. Pero la verdad es que no me enfadaría si en un aeropuerto un policía o guardia civil me pidiera la identificación correspondiente, no me refiero a la aduana: en cualquier zona. Supongo que es imprescindible la cooperación estrecha entre todas las policías. La lucha contra sujetos dispuestos a matarse, con tal de causar cuantos más daños mejor, es verdaderamente ardua. Mediante inteligencia se pueden rastrear los posibles focos terroristas. Así mismo, predecir, con cierta aproximación el momento de un ataque. Se me ocurre que estamos metidos en una contienda en la que la inteligencia es fundamental.
Así que los civiles deberíamos asumir las molestias como los registro de los zapatos, y ante la duda, hacer pasar al pasajero por un escaner. No debemos permitir que logren su objetivo que es el terror.
Y así están las cosas. No viene mal que los "peques" asuman la presencia de policías o guardias civiles como "los buenos". Incluidos los perros, que la verdad son preciosos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario