Mi madre se ha recogido en su habitación escoltada por la cuadrúpeda. No puedo negar que la mira con arrobo. Tal vez tengo celos de Lindi. Así de retorcidos somos los humanos. Ya que no consigo dormir, vacío la maleta y saco mis enseres. Como un fantasma de alguna escuela de magia, recorro la casa. Mercedes está ordenando la cocina. Le pido que libere de un candado una reja que separa el primer piso de la parte de abajo de la casa.
- Jolín Mercedes, que parece una cárcel. ¿Es por la perra o por mi madre?.
Ella se ríe con ganas. Es una pinareña toda gracia, madre de dos hijos. Excelente cocinera, antes trabajó para un empresario español y su mujer que vivían en Cuba como Sus Majestades en España. Con la diferencia que no gozaban de una asignación del Estado, del pueblo español. "-Se fueron con una mano atrás y otra delante".
En el garaje duerme el "Lada" de mi padre, que se utiliza para llevar a la viejita al CIMEQ. O para operaciones de comando. Es decir, para salir a comprarle sus pañales a "la vasca" (nombre de guerra de la vieji). En esas memorables ocasiones Palmer (nombre de guerra), acompañado de Mercedes como copiloto, rememora sus buenos tiempos, pisa el acelerador y consigue que los demás automovilistas se aparten voluntariamente y hasta lo saluden.
Lo mejor de esta noche insomne es que descubro que una mata (planta) mamey, goza de excelente salud. Parece una bendición. Me beneficio al menos dos mameyes. Y guardo otros dos, para Mercedes y la vieji.
Mercedes me abre la reja que da a la calle. Y salgo a dar una vueltecita por el barrio.
Pienso en los/as que ya no están. Mi adorado Comandante Crespo, que me curaba la afonía con un mejunje de la Sierra, hoja de yagruma. Tampoco está Olga Tahuil, que fue enlace de Camilo.
Creo que ya voy a poder dormir, cuando me encuentro con un vecino desconocido. Nos saludamos y le comento que estoy en casa de mi madre. Y miren por donde, el caballero noctámbulo resulta ser un funcionario de la Embajada de Qatar.
- ¿Qué le parece vernir a tomar un té mañana ?.
- Con mucho gusto.
- Sobre las cinco.
- Aquí estaré.
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