La policía española es muy eficiente en la detección de cierto tipo de delitos que se practican con utilización (malévola) de las llamadas redes sociales. Les comento un caso reciente.
Resulta que un sujeto, hombre y mayor de edad, invitaba a jóvenes a que le suministraran fotos suyas sexis o pornos. Supongo que, aparte de deleitarse en la contemplación del material gráfico gratuito, una vez provisto con los datos personales que los menores le facilitaban, pues el tipejo les amenazaba con colgar sus posturitas destapadas en la red. Para que no lo hiciera debían acceder a encuentros íntimos. Un chantaje burdo, vamos. Algunos implicados mordieron el anzuelo, por miedo o tal vez vergüenza. O puede que hasta les fuera el rollo, vaya a usted a saber. Pero otros denunciaron. Y al delincuente se le terminó el chollo.
La verdad es que nada de lo que sucede en la red es privado. Parafraseando, mal y pronto, la Biblia: "no hay nada oculto bajo el sol digital". Destaparse en cualquier portal de Internet tiene muchos riesgos, aparte de ser una ordinariez suprema. Intentar ligar, hacer amigos, relacionarse, pues erre que erre. Poner información personal sensible en manos de extraños/as es una profunda tontería. Desfogarse en Twitter, inconveniente. En tan pocas palabras se puede meter bastante la pata. Los servicios de e-mail tampoco son seguros.
Describo un caso de estupidez digital significativa. Resulta que a una mujer española se le ocurrió, ni más ni menos, que animar desde una red social a que, "alguien le pegara un tiro en la nuca a Rajoy" (actual presidente español). La tipa incluso anunció que se iba a "tatuar el careto" del perpetrador del asesinato. Pues, sí, la pillaron a la muy tonta. Y me alegro.
Tengo una única experiencia de información maliciosa recibida en mi correo. Me llegaron unas fotos de fetos. La tapadera era una supuesta ONG que realizaba una campaña anti-abortista. Sin dificultad logré determinar de dónde provenía la iniciativa. Lo que querían era dinero, claro. El cebo: combatir el aborto y ayudar a las madres. Informé a la policía española y me desentendí del asunto.
Facebook, como todo el mundo y su hermano pequeña debería saber, es ante todo una empresa próspera. Cotiza en bolsa. Su producto estrella, la materia prima, proviene de la millonaria información que sus usuarios cuelgan voluntariamente en el portal.
Si mi permiten el tuteo: tú eres la base de Facebook. Facebook pone un servicio global de procesamiento de datos. Los datos son su tesoro. Los suministra a los anunciantes. También los comparte, por ley, con la Administración estadounidense en circunstancias de presunta persecución de delitos.
Muchos usuarios de Internet experimentan como una necesidad vital el figurar en Facebook. Opino que tal mezcla de narcisimo y memez puede llegar a ser peligrosa. El artículo que viene a continuación no es original. Ni descubre nada. Se lo recomiendo a quienes están pensando "apuntarse" a Facebook. Lo prometo: hay cierta vida fuera de Facebook.
Tampoco es imprescindible soltar muchas tonterías en Blogger. Ojo con las alusiones a otras personas.
Uso Blogger pero sigo tres normas:
1) Pienso al menos media hora antes de darle a "Publicar". Y si luego releo y tengo que eliminar la entrada lo hago. No se pierde nada.
2) Doy la cara. Asumo la responsabilidad de lo que publico.
3) No uso Facebook. Que ellos hagan su trabajo.
"Este febrero, la mayor red social del globo, Facebook, cumplió diez años con más de 1 200 millones de usuarios activos e ingresos cercanos a los ocho mil millones de dólares.
La información personal que recopila de sus clientes y la publicidad que se genera con esos datos, es la principal fuente de ganancias de la red social más popular del mundo, según afirman los expertos.
Facebook lo sabe todo de sus usuarios: la edad, la ubicación, el estado civil, los estudios que han cursado, y también, gracias al botón "me gusta" (una función que permite al cliente seleccionar lo que le parece más interesante dentro de la red social), sus gustos y preferencias.
Pero además conoce otros datos menos obvios, y esta información la consigue a través de lo que las personas escriben en sus publicaciones, los contenidos que comparten e incluso las veces que pasan el cursor por encima de una imagen concreta.
La idea es muy sencilla. Quien conozca tu género preferido de lectura, tus películas y series favoritas, tu equipo de fútbol, tu tiempo de ocio durante el fin de semana, tiene un poder tremendo sobre ti, que o bien lo puede utilizar o vendérselo a un tercero.
"Saben más sobre tus gustos y preferencias que cualquier otra empresa de la historia", dijo Nate Elliott, analista de redes sociales de la firma de investigación Forrester.
Su principal objetivo es averiguar cómo hacer que sus clientes anunciantes se beneficien de esta información, y cómo hacerlo sin afectar directamente a su base de usuarios.
Además, para conseguir un registro de la actividad fuera de Facebook, la red social coopera con empresas de recolección de datos como búsquedas por Internet o compras con tarjetas de crédito para generar perfiles de cada persona o grupo de personas.
"Es una de las herramientas más potentes que tenemos", dijo citado por la CNN, Molly McCarty, que utiliza Facebook para publicar anuncios dedicados a sus clientes.
Todo este sistema está respaldado en un marco legal que los usuarios aceptan des-de el momento en que se inscriben de manera gratuita y permiten el uso de su información por parte de terceros.
Si bien Facebook, al ser la más grande, es un buen ejemplo de cómo funcionan en la actualidad las redes sociales, otras más pequeñas tienen mecanismos similares, como puede ser el caso de Twitter o Linkedin. También el gigante de las búsquedas, Google, vende o negocia con la información que posee en sus centros de datos.
De hecho, la venta directa del acceso al big data, como se le llama a los millones de gigabytes que están guardados en los servidores de las principales compañías de Internet, es un servicio cada vez más importante para otras empresas de la economía real que pueden ganar miles de millones de dólares con esa información.
Los especialistas coinciden en que el impacto de las redes sociales ha sido positivo en cuanto a interconectar a las personas. Sin embargo, a veces se olvida que Internet está inmersa también en la lógica del mercado y el capitalismo con formas mucho más sutiles y efectivas que las tradicionales.
Cada vez que un usuario sube una foto personal, le dedica un "me gusta" a una página en específico o simplemente comenta con el mundo cómo se siente ese día, puede estar echando a andar la caja registradora de una empresa al otro lado del planeta". (Con información de Granma Internacional)
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