Mientras el Papa Benedicto XVI se reune en Kuba con Fidel, que se desplazará a la Nunciatura para el esperado encuentro, en el otro lado del mundo el reactor número 2 de Fukushima está tan "caliente", que 7 minutos en su proximidad, y esto es un decir, bastan para matar un ser humano.
No hay bendiciones para los japoneses que con una inexplicable paciencia intentan sobreponerse a la catástrofe. La prensa ha dejado a un lado la tragedia.
Tal vez Benedicto XVI interceda ante Fidel por los presos de conciencia con esa finura que caracteriza al Vaticano.
Y Fidel que está justamente preocupado por los problemas del medio ambiente y la proliferación de armas de exterminio en masa, puede que le haga algún comentario al Santo Padre.
Todo sea dicho, las relaciones del gobierno de Fidel, educado en los mejores colegios de curas de la isla, a veces fueron tensas y caracterizadas por un anticlericalismo paranóico. Pero el agua no llegó al río: nada comparable con los abusos perpetrados por otros regímenes marxistas.
Como resultado de la revolución cubana, las iglesias se vaciaron de fieles y se perdieron costumbres tan inocuas como casarse por la vicaría o bautizar los hijos. Los que querían pertenecer al PCC (partido comunista) obligatoriamente debían renunciar a posibles creencias religiosas. Igual ocurría con la UJC(unión de jóvenes comunistas).
Pero curiosamente Kuba era el país "socialista o del campo socialista" que mejores relaciones mantenía con la iglesia católica, apostólica y romana.
Y a lo que iba, que el marxismo-fidelismo o como quieran llamarle ya no funciona en las condiciones del panorama global actual, es bien sabido. De ahí la necesidad de cambios, cuanto antes y cuanto más profundos mejor.
Cambios que en primer lugar mejoren las condiciones del día a día de la gente en Kuba.
Sería una vileza, o una miopía mal intencionada, negar aspectos positivos que, con muchos esfuerzos, han sobrevivido a todos los períodos especiales, huracanes y demás circunstancias.
Pero presidente Raúl, ya es hora de remontar el pasado, con el mismo ánimo de cuando era un guerrillero. Tenga presente que 53 años son muchos años de soledad, que diría el gran amigo de Fidel, y supongo que también suyo, Gabo.
Reúnase con los que piensan diferente de usted. Estoy aludiendo a gente que vive en Kuba y no quieren buscarse paraisos fuera de la isla.
Usted tiene sí que tiene oidos para magnatarios extranjeros. Téngalos para su gente. Y tal vez se sorprenda.
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