La verdad es que me importa un bledo si el respetable representante del FMI tuvo un calentón y se le abalanzó a la camarera de habitación.
Si se propasó con una trabajadora del hotel, pues que lo pague.
Se especula que el sujeto salió de la ducha desnudo, lo cual a sus 60 y algo años no ha de ser algo muy agradable de observar. Pero nunca se sabe. Porque conozco un artista cubano glorioso a sus largos 70. Bueno.
Lo cierto es que el tipo salió por piernas. Y que iba despendolado es cierto porque se dejó el teléfono. Que ahora, con la acumulación de datos es como dejarse el alma.
Si llegó a eyacular lo pillan por el ADN. Y el presunto calentón ha tenido lugar en un sitio donde esos asuntos se toman muy en serio.
El presunto ha pasado de una habitación de bastantes dólares a un espacio reducido y espartano.
Desde luego que la ha cagado o más bien la ha presuntamente eyaculado.
Si sí o si no haya eyaculado el asunto es como de verguenza ajena.
Nueva York no es el mejor lugar para franceses alebrestados. Sorry boy.
Siempre tendremos París.
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