Suelo utilizar el correo electrónico con asiduidad y mesura. Es decir, lo tengo como un instrumento, no como el oráculo de mi vida. Hoy me ha sucedido algo gracioso: recibo dos mensajes inesperados. Uno de ellos supone proceder de la agencia Wester Union. Se me informa que he recibido una transferencia de un millón de dólares. La supuesta lluvia de riqueza llega avalada por el nombre de un tipo, que no me molesto en recordar. También una dirección de correo electrónico, y un teléfono. Casi no lo leo. Siento el temor de que se me cuelen con un potente vírus que me descompense el soft y el hard, y mande mi máquina a hacer puñetas. En fin, que en la red anda algun gilipollaas que quiere pasar por listillo en busca de almas gemelas. Es decir, seres cándidos que respondan prestos al tentador aviso. Y entonces vendrá lo bueno bajo la morfología de un programa destructor. O de una abultada cuenta de teléfono.No me molesto en responderle un "váyase a la mierda", no vale la pena.
El otro mensaje gracioso procede de una empresa que se hace llamar "Dateas". Y en éste caso no me ofrecen pasta a punta pala, sino información sobre mi misma. Y no, no se trata de un agudo psiquiatra o sagaz psicólogo argentino(para cumplir con el lugar común). Me venden al modesto precio de 7 euritos, exacta información sobre mi propia persona: vecinos, obituario, colocaciones etc, etc, etc. La cosa tiene miga y me entran ganas de mandarle la historieta a la policía. No es que me haya entrado miedo. Nada de eso. Es sólo por si detrás de la oferta informativa se encuentra algún aparato delictivo, de esos que proliferan por la red en busca de pardillos subnormales.
Pues lo dicho. Quien lea ésto que haga lo que quiera. Personalmente yo descreo sistemáticamente de toda oferta o aviso no solicitado. Tengo el siguiente decálogo, que comparto sin cargos de envío:
1) La red es para nuestro uso y disfrute, no para que nos enrede de por vida.
2) Facebook sólo produce datos, no amigos entrañables.
3)Tuitear es practicar el arte de no decir nada, pero instantáneo.
4) Empiezas por dar el número de tu tarjeta de crédito y puedes terminar embargado por una empresa con sede en Gran Caimán. Y que den po´culo, dicho mal y pronto.
5)Las fotos que cuelgas en la red dejan de ser tuyas para convertirse en trozos del imaginario colectivo.
6)Si escribes un blog, admite el ejercicio de vanidad, al aspirar ser leído por alguien. Pero todo lo que digas puede volverse en tu contra.
7)Borrar tus búsquedas y no tener favoritos, es sano.
8)Cada vez que te inscribes en un portal, pierdes algo.
9)Los buscadores te rastrean y dirigen a su antojo.
10)Nada es lo que parece y además detrás de cada byte
hay un negocio.
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