Para todos los/as españoles /as hoy es un día de memoria dolida y conmemoración necesaria por el bárbaro ataque perpetrado en Madrid el 11/3/11,por un comando yihadista que eligió como objetivo trenes de cercanías con destino a la estación de Atocha en la capital. Se produjeron 181 muertes in situ. En 4 minutos el balance era de 191 fallecidos/as.
La respuesta de ciudadanos, bomberos, policías, sanitarios, hospitales y de la valiente población madrileña, fue extraordinaria.
En tiempo record, a medio día del 11/3, con una ciudad conmocionada y todo el país en vilo, la policía nacional localizó una furgoneta Renault Kangoo en la que dieron con detonadores y varias cintas de audio con versículos del Corán. Tiraron del hilo con profesionalidad y cabeza fría.
Pese a tales indicios, algún que otro político apuntó hacia ETA, pero la realidad es que, tan pronto se produjo el magno atentado, desde varios grupos de la izquierda radical vasca todos se desmarcaron con celeridad.
España ofreció un gran ejemplo de sociedad madura al conseguir llevar ante la justicia a todos aquellos terroristas que se pudieron localizar, entre ellos un ex minero, cuyo nombre silencio, que fue capaz de cambiar explosivos robados de la mina Conchita por 85 kilos de hashish.
Al final se juzgaron 29 implicados de los cuales 8 resultaron absueltos y 21 condenados. Algunos se habían inmolado en un piso franco de Leganés. Guarda prisión Rabei Osmán, que había recibido entrenamiento militar en Afganistán y Jamal Zougan, propietario de un locutorio de donde salieron las tarjetas SIM para los teléfonos de los implicados.
El peligro del llamado Estado Islámico (EI) es hoy si se quiere, mayor de lo que lo eran los movimientos yihadistas en 2011. Existe un riesgo real y España ocupa un lugar geo político estratégico que nos puede hacer potencialmente vulnerables.
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