La verdad que hay que ser cortitos/as para entrar en especulaciones bizantinas respecto a la posición de Fidel Castro y el reciente cambio de situación de las relaciones de Cuba y Estados Unidos. En primer lugar él ya no está al frente del gobierno. Y con seguridad evita robarle protagonismo al presidente Raúl. En segundo lugar lo que ha sucedido es desde luego histórico y crucial. Pero falta mucho camino por recorrer para recomponer esas conflictivas relaciones. En cincuenta años de divergencias, agravios e injerencias, se ha tejido en Estados Unidos un corpus legal que coloca a los ciudadanos cubanos en una especie de singularidad migratoria. Algo que no ocurre respecto a ningún otro país del planeta. Por supuesto, el gobierno cubano no puede tragar de buenas a primeras, con semejante rueda de molino. Si lo que se ha dicho de la presunta carta de Fidel se ajusta a la verdad, que el Comandante en Jefe reconozca como "positivo" el presente estado de cosas es un posicionamiento diplomático suficiente. Esperar que Fidel se despelote y le baile el agua a Obama es olvidar la naturaleza de un hombre al que se maldice y adora en igual medida por mucha gente. Fidel, a sus ochenta y tantos, es demasiado Fidel . Y como buen gallego, nunca se sabe si sube o baja la escalera. |
Páginas vistas
miércoles, 28 de enero de 2015
Las tretas de Fidel
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario