La nueva "Ley Orgánica de Protección de la Vida del Concebido", normativa que regula la interrupción del embarazo en España, es restrictiva, con sólo tres supuestos, viene a ser un chador obligatorio a la española, una fatwa terrible y degradante. El Estado español se abroga el derecho de constituirse padre, patrón y tutor de la mujeres, ese "Estado vetusto, cuasi victoriano, producto y manifestación de las irreconciliables contradicciones de clase", estigmatiza una práctica médica y la retrotrae a un pasado inaceptable. Que no responde a los avances de la genética. Ni contempla la posibilidad de detectar de forma temprana malformaciones en el feto. Es un embrión, no un concebido. Señalo que me parece correcta la objeción de conciencia de aquellos facultativos para los que dicha intervención represente una violación de sus principios éticos. Pero espero que, ante una emergencia, estén obligados a cumplir con sus obligaciones como galenos, como manda la legislación y hasta inclina la doctrina cristiana.
Según Alfredo Pérez Rubalcaba, secretario general del PSOE, "va contra la libertad de las mujeres y las trata como "incapaces. Lo más importante es el compromiso de parar esto. Vamos a parar esto. Nos están quitando al libertad y tenemos que hacer que paguen por ello", ha asegurado durante la clausura de un acto celebrado en la sede de los socialistas de Ferraz bajo el título En defensa de la libertad de las mujeres.
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