Andaba callejeando por La Habana vieja, esa ciudad de las columnas y los milagros. El calor me había sofocado. Y entré en una ínfima librería de viejo. Más bien una habitación medio derruida rodeada de cajones y estantes descabalados. Me recibió un hombre cordial de edad indefinida. - No - dijo - yo no soy el dueño, él ha salido a comprar el pan, ya sabe como es eso. Pero pase con confianza y mire lo que quiera. Y me franqueó una puerta que daba a otra habitación atestada de libros, revistas, carteles, folletos. Curiosos recetarios de cocina. Novelas de Corín Tellado. Textos de marxismo. Una Babel de papel. Pero como se estaba al fresco y yo padezco una bibliofilia aguda, decidí explorar un territorio tan promisorio. Y entonces acerté a revolver un cajón polvoriento que alguna vez sirvió para alojar botellas de cerveza Cristal. Allí estaba "Fervor de Buenos Aires", con la portada dibujada por Nora Borges. El resto se lo pueden imaginar. O tal vez no. Pagué lo que el buen hombre quiso. En CUC, claro, que es la moneda que ayuda a vivir mejor en Cuba.Le dí una propina y desaparecí. Todavia no me lo acabo de creer. |
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