Fragmento de "La gatomaquia" de Lope de Vega
Asomábase ya la Primavera
por un balcón de rosas y alelíes,
y Flora, con dorados borceguíes,
alegraba risueña la ribera;
tiestos de Talavera
prevenía el verano,
cuando Marramaquiz, gato romano,
aviso tuvo cierto de Maulero,
un gato de la Mancha, su escudero,
que al sol salía Zapaquilda hermosa,
cual suele amanecer purpúrea rosa
entre las hojas de la verde cama,
rubí tan vivo, que parece llama,
y que con una dulce cantilena
en el arte mayor de Juan de Mena
enamoraba el viento.
Marramaquiz, atento
a las nuevas del paje
(que la fama enamora desde lejos),
que, fuera de las naguas de pellejos
del campanudo traje,
introdución de sastres y roperos,
doctos maestros de sacar dineros,
alababa su gracia y hermosura,
con tanta melindrífera mesura,
pidió caballo, y luego fué traída
una mona vestida
al uso de su tierra,
cautiva en una guerra
que tuvieron las monas y los gatos.
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