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Lo cierto fue que intervino una o un felino. Un gato o gata que halló al bebé humano desamparado. Y de alguna misteriosa manera entendió la tragedia, el peligro. Tal vez vio la muerte. O la olió muy cerca. Y prorrumpió en esos maullidos que estremecen hasta a los más sordos.
Y puedo imaginar las calles solitarias, desiertas, pues allí se recogen temprano. Y puedo imaginar algún bípedo nativo, muy molesto por el ruido, los gritos de un animal desconsiderado. Y me figuro que algún irritado vecino, tal vez una mujer de nervios crispados, por los maullidos desolados, salió por fin a la calle. En busca del culpable, claro. Y entonces con sorpresa, con pasmo, con asombro, se encuentra con un felino junto a una cría de humano.
Y el gato tal vez era un ángel disfrazado. O un mensajero de Bastet. Y resulta que hoy 19 de abril se cumple el primer año del papado de un alemán como jefe de la iglesia romana. De un señor teólogo refinado que entiende muy poco de pecados humanos. Pero que al menos ama a los gatos. Y me gustaría pensar que los gatos lo saben y también le aman. Y tal vez tenga algo que ver. Quién sabe si esto ha sido un regalo especial para el inquilino del Vaticano. De parte de sus ángeles gatos.
posted by Wild Cat @ 2:24 PM 0 comments
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