Foto original tomada en Ochagavía |
Alguien, un ex miembro de E.T.A., me habló de un grupo independentista que utilizaba la "lucha armada" para "liberar" Euskadi.
El asunto me sonó muy raro. Que el Che Guevara se alzara en Bolivia para hacer una revolución campesina, podía tener algún sentido. Pero una guerrilla en Europa era poco creible.
Pero no obstante escuché con gran atención.
Aquella persona se refirió a "gudaris" (combatientes, soldados). Y a una nación supuestamente "invadida".
El sonido de la palabra "gudari" me resultó atractivo. Después de todo yo vivía en una sociedad socialista siempre amenazada y que era menester defender con las armas. El fusil AK-47 no me era ajeno. Todo el mundo estaba llamado a participar en ese combate interminable.
Pero mi experiencia en Madrid en 1985 pronto me mostró la verdadera cara de E.T.A.
Vivía en la calle Alberto Alcocer y una tranquila mañana de verano, cuando Madrid parecía dormitar me sobrecogió el ruido de una inequívoca explosión.
Luego supe que había sido un coche bomba detonado al paso de un furgón de la Guardia Civil en la Plaza de Perú.
Desde ese momento sentí verdadero miedo. Y no era para menos.
Tanto1985 como 1986 fueron años "de plomo" en la lucha de la Guardia Civil y la policía contra esa plaga.
Los detalles de lo que no dudo en calificar como una epopeya, con gran constancia y valor, se puede conocer en una exposición on line abierta en el web de la Guardia Civil. http://www.guardiacivil.org/
Vencida ETA, llega la hora tal vez más compleja, que pasa por que se haga justicia, en la medida de una sociedad democrática.
Los presos de ETA podrán sentirse bastante libres sin los chantajes de la organización armada. Los que hayan cumplido condenas pues que busquen la manera de reintegrarse a la sociedad. Tal vez necesiten de una ayuda que no se les debe negar.
Supongo que para alguien que, por orden de una organización altamente jerarquizada y despótica, ha asesinado a un semejante, debe ser muy dificil volver al mundo real.
Matar causa un daño real en el cerebro. Lo han comprobado neurofisiólogos con ex soldados estadounidenses.
Tal vez los jovenes procedentes de la "kale borroka" que alguna vez pensaron que combatían por una causa justa, terminaron enfrentándose a la triste realidad de haberse convertido en asesinos.
Quiero pensar que existe una posible esperanza: entregar las armas, sin condiciones, truco o cortapisas.
(No sé que papel pinta Kofi Anan en la derrota de ETA.)
Que los miembros de la banda, los presos, aquellos en búsqueda o los residentes en el exterior den la cara.
Fuera las capuchas. Armas sobre la mesa.
Que pidan perdón a las familias de las víctimas.
Que prime el respeto y el cariño para todas las víctimas habidas en 44 años.
Y entonces, sin rencores, con justicia, se podrá empezar a construir una sociedad saneada.
Se necesitará mucha generosidad y grandeza por parte de los/las damnificados.
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