El VI Congreso del PCC cubano terminó y a los cubanos de Cuba les queda ahora una compleja ruta, muy cuesta arriba, pero para la que por lo menos parecen tener una dirección clara y consensuada. Fidel, viejo pero sabio, les ha dejado barra libre: "que se cambie lo que sea".
La cobertura que ha recibido el evento partidista por parte de los medios europeos fue especialmente amplia. Con el esperado recochineo de algunas lumbreras del reportaje internacional. Era de esperar. Y lo han hecho, como de costumbre rematadamente mal.
Nadie publicó ni una entrevista a fondo con un delegado al Congreso. Ni detalles efímeros como por qué milagro divino han sobrevivido al bloqueo esos equinos preciosos que plagaron de mierda la senda por donde desfilaría más tarde la tropa. Nada. Cero patatero. Repatingados ante la tele con un buen aire acondicionado a toda máquina y atentos a CubaDebate.
Curiosamente, los más activos detractores del sistema cubano, (variopintos y mal llevados entre ellos ya que compiten por ganar representatividad ante las embajadas en la isla), ignoran lo improbable que es que un jefe de estado, en cualquier parte, haga una crítica tan descarnada a la gestión y resultados del gobierno como la que se marcó el presidente Raúl Castro.
Con muchas palabras vino a admitir que, "en 52 años no hemos sido capaces de consolidar un modelo económico viable que satisfaga las necesidades mínimas de la población". Y se quedó tan ancho. Lo que también significa una casi irracional esperanza de cambio. ¿O no?.
Quien visite la página de Granma Internacional podrá consultar un pequeño suelto en el que se leen los precios a los que la Isla caribeña deberá pagar artículos de alimentación básicos, leche en polvo, harina de soja, harina de trigo, debido a las adversas condiciones económicas vigentes.
La información no es casual. De lo que se ocupó el Congreso, exento de soflamas y encajes de consignas de otros momentos, fue de asuntos tan perentorios como de los medios energéticos para cocinar. Trató de la realidad cotidiana que enerva a los cubanos.
Fidel Castro, que deploró en sus "Reflexiones" no haber estado en la plaza, comentó su admiración por el lenguaje y la preparación de los participantes en el VI Congreso.
Pero, ¿tienen los jóvenes cubanos una disposición a la altura de los retos que se les plantean?. ¿o son meros espectadores de un desarrollo que, por muchos motivos les resulta ajeno?.
De las numerosas veces que he estado en Cuba, y por cierto no he ido a complacerme en las dificultades y penurias de los cubanos, he sacado en claro que hasta que no se cambie la estrucctura económica no cabe esperar mejoras. La nostalgia por el mito de la Revolución con mayúscula aún se conserva en muchos cubanos.
El panorama mundial es el peor posible para emprender una difícil remontada económica cualquiera que sea el modelo que siga Cuba.
Cuba se enfrenta a su hora cero en una economía globalizada en crisis. Con un oscuro panorama de guerras por el petróleo.Con las absurdas posiciones de Estados Unidos, que de cierto modo favorecen su causa. Poco tiene de que presumir el antes floreciente estado del bienestar capitalista.
Cuba, la Cuba de la victoria de Playa Girón, ya ha aguantado mucho. Remontó catástrofes naturales, huracanes que dejaron a otros países de la zona en la ruina. Y por encima de todo la desaparición de la URSS y sus subsidios millonarios de los que dependía una cierta bonanza. No es improbable que también salga a flote del actual reto.
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